Juan Segundo Quiroga

Juan Segundo Quiroga

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Juan Segundo Quiroga nació una madrugada sin luz en Villa Ballester, mientras caía una tormenta que se llevó el techo del hospital. Su madre —docente rural— murió al dar a luz; su padre —técnico en telefonía— lo crió entre cables sueltos y líneas ocupadas. Desde chico, Juan escuchaba voces ajenas en los teléfonos desconectados. Aprendió a leer con manuales de instalación de módems.

A los 14 años filmó su primer cortometraje con una webcam rota y una lámpara de escritorio. Se titulaba Error 404. A nadie le importó. A los 22, perdió la beca en la universidad por entregarse a una deriva obsesiva: grabar conversaciones de desconocidos en locutorios, esperando encontrar patrones ocultos, historias entrecortadas, verdades perdidas en los tiempos de espera.

Vivió cinco años en pensiones y bibliotecas, montando piezas con grabaciones huérfanas y tomas descartadas. Recién en 2025, tras la muerte de su padre, subió el primer episodio de Otro día en la red, una serie que nadie esperaba pero que se volvió, sin aviso, espejo crudo y poético de una generación que navega sin timón.

Hoy vive con una gata que se llama Latencia. No da entrevistas. Dice que los personajes hablan mejor que él.

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